El 17 de Febrero de 2015 la formación política Ciudadanos (C’s) presentó el primero de seis documentos que, bajo el título general de El cambio sensato. Propuestas de Ciudadanos para devolver a España su futuro, constituirán su propuesta de gobierno. En este marco, el 7 de Abril se lanzó el documento sobre Innovación y Empresas, correspondiente al segundo objetivo: “Favorecer la innovación y reducir las trabas que impiden el crecimiento de las empresas” planteado en la propuesta general.
El contenido del texto se estructura en un diagnóstico de “tres elementos” con “tres medidas” para dar solución a los problemas identificados en el diagnóstico.
El contenido del texto se estructura en un diagnóstico de “tres elementos” con “tres medidas” para dar solución a los problemas identificados en el diagnóstico.
Lo propuesta comienza con la pregunta: ¿Cómo mejorar la capacidad de nuestro modelo productivo para crear empleo de calidad?, apuntando que “no se trata de reindustrializar siguiendo patrones obsoletos, o de elegir un sector sobre otro, cosa que la política no sabe ni puede hacer”.
Esta primera afirmación implica que nuestro modelo productivo debe configurarse exclusivamente en función de la dinámica de los mercados, cerrando así la puerta a cualquier tipo de política vertical. Bajo esta premisa, no sólo se desestima que esta concepción de la política industrial, es decir “la que no existe”, tal vez sea el motivo por el cual España está sufriendo un acelerado proceso de desindustrialización –con la correspondiente pérdida de empleo y una situación de crisis generalizada-. Sino que, se olvida que tanto desde la UE, como desde EEUU, se está reconociendo la necesidad de volver a repensar la política industrial en términos de aplicación de políticas sectoriales. En este sentido, cabría esperar que C’s promoviese algún tipo de política industrial que, mínimamente, consistiese en anticipar el desarrollo de las industrias estratégicas del futuro, aun cuando el mercado no emitiese señales evidentes. Sin embargo, ni siquiera esta mínima concesión de intervención pública parece caber en la propuesta de C’s. Tal persistencia en la ortodoxia económica pone de manifiesto el desconocimiento sobre el rol del Estado y los procesos sociotécnicos que han propiciado la consolidación de las potencias industriales que conocemos hoy día. Pero además, evidencia un alejamiento de las premisas que, en la actualidad, son aceptadas –y aplicadas- mayoritariamente por los países industrializados.
A continuación, se presenta el diagnóstico y acciones para que “todas las empresas, las industriales y las de servicios, sean más productivas, más innovadoras y estén más internacionalizadas”, dando a entender que esté es el fin último que C’s pretende alcanzar a través de su propuesta. El fin justifica los medios. Así, a nivel de diagnóstico general, indican que existen tres motivos por los que las empresas no son productivas: 1) Baja inversión –pública y privada- en innovación. 2) Reducido número de empresas innovadoras. 3) Dominio de microempresas y falta de crecimiento de la pequeña empresa.
Sobre la primera causa de los bajos niveles de productividad, la falta de inversión en innovación, aunque matizable, es acertada. En cambio, no parece tan adecuado –ni en términos conceptuales ni, mucho menos, metodológicos- relacionar el número de empresas innovadoras con la productividad de las empresas en general.
Sin embargo, tiene mucho más alcance el establecimiento de una relación indisoluble entre el tamaño de la empresa y la productividad. ¿O es que acaso no hay empresas pequeñas altamente productivas? El problema es que como los datos estadísticos establecen que hay una correlación entre ambos, productividad y tamaño de empresa, lo fácil es argumentar que para aumentar la productividad hay que hacer uso de las economías de escala. Sin negar que esto es cierto en muchos casos, resulta insuficiente para establecer la mejor dinámica de cambio técnico: basada en la gran empresa, según C’s.
Por una parte, existen muchas PYMES altamente productivas y con gran flexibilidad para adaptarse a las necesidades de sus clientes. Por el contrario, las empresas de escala tienen como contrapartida gran rigidez en los procesos productivos y organizativos. Según la taxonomía de Pavitt[1] el tamaño óptimo de las empresas ve en función del tipo de industria al que pertenecen. Por tanto, lo relevante no es el tamaño de la empresa, sino que rol cumple dentro del aparato productivo y del Sistema Nacional de Innovación.
Por otro lado, la defensa a ultranza de las economías de escala, implícitamente lleva a un modelo de crecimiento basado en las exportaciones, en detrimento del mercado interno y las economías de proximidad. Esto no quiere decir que no sea deseable exportar, pero este no puede ser el objetivo central de una propuesta de desarrollo productivo, sino la consecuencia de tal desarrollo. Basar el crecimiento en las exportaciones es quedar a merced de los ciclos económicos. Pero además, implica anteponer las necesidades del mercado exterior a las necesidades sociales, lo cual, en este caso, revela la perseverancia de C’s en mantener un modelo de crecimiento dependiente y despreocupado por el desarrollo de capacidades endógenas.
Continuando con la propuesta, para corregir las fallas presentadas en el diagnóstico, todas ellas relacionadas con el problema de la productividad –nada se menciona sobre problemas estructurales, dependencia tecnológica, fallas de mercado, u otros- , se presentan tres medidas.
Medida 1. Un nuevo sistema nacional de innovación con suficientes fondos: Red Cervera de Transferencia Tecnológica
Según el diagnóstico de C´s, las empresas encuentran enormes problemas para mejorar la tecnología de sus procesos productivos: “dado el reducido tamaño de muchas de ellas, las empresas no tienen la capacidad de inversión o el conocimiento para desarrollar las tecnologías por sí mismas y no son capaces de encontrar en el mercado soluciones a sus problemas específicos”.
Para superar esto, se propone crear una red de investigación con los siguientes objetivos: 1) Difundir tecnologías punteras a empresas. 2) Fomentar la investigación aplicada enfocada a desarrollar productos y procesos que alcancen el mercado entre 2-5 años. 3) Aprovechar el conocimiento de los profesores universitarios.Esta red consistirá en una red de institutos tecnológicos donde: 1) se lleve a cabo investigación aplicada y 2) los investigadores resuelvan problemas tecnológicos que le planteen las empresas. “De esta forma se crea una nueva vía por la cual se lleva el conocimiento tecnológico a las empresas”.
Es cierto -aunque extremadamente reduccionista- que la dificultad de acceso a infraestructuras de I+D por parte de las pequeñas empresas es un problema. Sin embargo, las medidas que propone C’s hacen cuestionarse su conocimiento sobre el sistema español de ciencia, tecnología e innovación. Estas redes de investigación e institutos tecnológicos ya están creadas. El problema –y la dificultad- radica en hacer que haya mecanismos para que funcionen bien y estén debidamente financiados. Por el modo en el que se plantea la propuesta, más bien parece un nuevo intento de profundizar en el patrón de crecimiento a base del ladrillo. Esta vez, construiremos centros de investigación.
Por otro lado, en la propuesta se describe la 1) Estructura y personal que conformarán la red. 2) Financiación. 3) Incentivos.
Respecto a la estructura, además de reinventar la rueda diciendo que “cada instituto estará centrado en un área de la ciencia aplicada o ingeniería”, o bajar a un plano de concreción poco apropiado para una propuesta de carácter general, hablando inclusive del rol de los doctorandos, llama la atención cuando dice que “las temáticas de los institutos estarán marcadas por las necesidades de las empresas”. La visión es clara. Los científicos, ingenieros y técnicos que trabajan en estos centros no tienen capacidad alguna de aportar, puesto que no tienen ningún tipo de visión empresarial. Ellos, como autómatas, “resuelven los problemas tecnológicos que plantea la empresa”. Esto no es sólo ofensivo, sino estratégicamente errado. Los que dominan el estado del arte y tienen la capacidad de predecir las tendencias futuras desde el punto de vista científico y tecnológico son, precisamente, aquellos a los que C’s les asigna automáticamente el rol de asalariados. Sería mucho más interesante que se propusiese la búsqueda de sinergias a través de una relación más horizontal y equilibrada entre lo empresarial y lo tecnológico.
En cuanto a los incentivos, existen dos aspectos cuestionables. Por una parte, “la red proveerá fuertes incentivos a directores de instituto y a investigadores para mejorar las capacidades tecnológicas de la red y para transferir tecnologías punteras a las empresas”, lo que amerita una explicación mayor sobre la cuestión de la transferencia de tecnología. Si la tecnología, y la base científica que la sustenta, han sido desarrolladas con fondos públicos, ¿cómo se repartirán los beneficios de esa tecnología transferida a las empresas? ¿Tendrá el sector público participación en el capital social de las empresas, o de qué forma serán devueltas la inversión y costos públicos asociados a ese conocimiento y capacidades transferidas?
Por otro lado, y bajo esta misma lógica, la concesión de incentivos que proponen responde a criterios más que cuestionables. Si la financiación depende del “volumen de contratos de investigación con empresas, patentes obtenidas, y becas de investigación aplicada obtenidas de organismos internacionales”. Y ello en esa dinámica de “inducir a los institutos a transferir tecnologías a las empresas”. Entonces, bajo estos criterios, fácilmente se puede incurrir en una transferencia de renta del sector público a la empresa privada, puesto que no se propone ningún mecanismo de control, seguimiento o evaluación, ni del resultado de la financiación ni de los criterios de adjudicación. Tal vez, haya sido un despiste. No obstante, es algo notable cuando en otras partes del programa se puede encontrar un alto grado de concreción.
Medida 2: Un plan comprensivo para incrementar sustancialmente la creación de empresas de alta intensidad innovadora
Según el Diagnóstico de C’s, en la actualidad existen muchos problemas para la creación de empresas innovadoras debido a: 1) Sistema de apoyo público financiero ineficiente. 2) Administración pública burocrática e ineficiente. 3) Falta de capacidad empresarial por parte de los emprendedores – por no saber cómo hacer un plan de negocio o contratos-. 4) Falta de talente en sectores clave del proceso productivo.
Para superar los problemas del diagnóstico se propone: 1) Creación de fondos de inversión públicos de match-funding para sectores estratégicos”. 2) Frente a la baja inversión privada, se propone “equiparar los incentivos fiscales al capital riesgo a los que tienen las empresas con beneficios que se desgravan en el impuesto de sociedades”. 3) Eliminación radical de la burocracia. 4) Formación para el emprendimiento a través de “plataformas de formación on-line” y recuperando a “muchos ingenieros y otros profesionales prejubilados” para que acompañen a los jóvenes emprendedores. 5) Plan para la importación de talento extranjero.
Al respecto, tal y cómo se reconoce, “se está avanzando en ese sentido con los Fondos Invierte, ICO, CDTI, SEPIDES, etc., pero creemos que los programas pueden mejorar”, por tanto la propuesta no tiene nada de original. La propuesta para solucionar la burocracia es extremadamente vaga y no propone ninguna medida más allá de impedir “que la Administración pida un solo papel que la Administración ya tenga”, y otros como “simplificar”, “racionalizar”, “unificar”, etc. La propuesta de “crear un “Programa de Entrada Express” complementado con un “paquete de recibimiento", que facilite y agilice la entrada a aquellas personas que vengan con un contrato de trabajo, que tengan un alto nivel educativo u ofrezcan un proyecto empresarial concreto” choca con la postura de C’s hacia los inmigrantes en otras áreas como la sanidad. Esto es un claro ejemplo de la visión que C’s tiene sobre los ciudadanos: mercancías. Y sus derechos, en función de la riqueza económica que generen.
Medida 3. Propuestas para facilitar la actividad de las pequeñas empresas (y trabajadores autónomos) y facilitar su crecimiento
Según el diagnóstico C’s, los problemas que aquejan a autónomos están relacionados con: 1) Políticas fiscales inadecuadas del gobierno del PP. 2) Bajo nivel de formación. Por su parte, el problema principal de las PYMES es el uso marginal de tecnologías de información.
Se proponen tres acciones generales: 1) Reducir la burocracia y mejorar la fiscalidad (eliminar cuota de autónomos en los casos en que se cobre menos del SMI, incentivos a la emisión de facturas, etc) y en cualquier caso, reorientar las medidas de control hacia el “fraude más sofisticado”. 2) Apoyar la formación de autónomos en nuevas tecnologías (crear certificaciones que aumenten la confianza entre clientes y usuarios de internet, plataformas comerciales, bonos de formación continua para PYMES). 3) Implementar políticas destinadas al crecimiento de las empresas, partiendo de que “el principal factor que explica esta diferencia es la excesiva regulación que afecta a las empresas medianas. Las empresas prefieren permanecer pequeñas para evitar las complicadas y costosas regulaciones” para ello, se propone: “Eliminar toda regulación que dificulte el crecimiento de las pequeñas empresas. Toda la normativa fiscal, laboral, etc., que discrimina en función del tamaño debe flexibilizarse y evitar los escalones numéricos. Por ejemplo, por encima de 50 empleados las empresas tienen que auditar”. En definitiva la propuesta es “apoyar los procesos de concentración empresarial, definiendo incentivos fiscales a las fusiones y ampliaciones de capital de PYMES que reduzcan sus costes y los de integración”, puesto que “el tamaño es un determinante clave del proceso de internacionalización y exportar es un incentivo para que las empresas ganen tamaño o se agrupen”.
Al respecto, esta tercera medida no va más allá de la apuesta por la concentración del capital. Cómo se mencionaba anteriormente, si bien esto podría ser deseable en determinados sectores o empresas, la propuesta se queda corta en tanto que no abre nuevos espacios hacia otras formas de organización del trabajo, la producción, la distribución o el consumo. De igual modo no se contempla otra estructura de la propiedad que no sea la privada, cerrando la puerta a empresas públicas, cooperativas, empresas mixtas, etc. De esta manera, en lugar de promover la complementariedad y ampliar la base empresarial abriendo nuevos nichos de actividad, se apuesta por imponer el pensamiento único. Es decir, aquel que establece –y desde el Estado apoya- “la única” manera posible de lograr el crecimiento económico: la política económica neoliberal. Sobre lo cual cabe señalar, por otra parte, la gran contradicción existente entre ella y su afamado discurso sobre la libertad. En otras palabras, la propuesta de C’s establece que el Estado, en lugar de apoyar el desarrollo de todos los individuos en función de sus capacidades y respetando sus necesidades -esto es, reconociendo que el estado somos todos- fomentará el apoyo a un número reducido de empresarios de éxito. ¿O acaso todos queremos y/o podemos ser propietarios de una gran empresa internacionalizada?
En todo caso, más allá de la deficiente estructura interna del documento, que en muchos casos entremezcla diagnóstico y propuesta sin que haya demasiada correlación entre ambos, o el manejo errático de niveles de abstracción y concreción. Y puesto que, evidentemente, nadie puede en veinte hojas explicar de un modo conciso una acción de gobierno de cuatro años. Lo destacable, por tanto, es la manera en que se ordena y priorizan los temas, dando cuenta de la importancia relativa que da C’s a cada uno de ellos. Así, temas como el ambiental, la integración territorial, los derechos de los trabajadores, el desarrollo de capacidades endógenas, el crecimiento sostenible, entre muchos otros, o bien no son mencionados o, en el mejor de los casos, quedan subsumidos a la misma lógica que nos ha traído a la situación en la que actualmente nos encontramos. Por otro lado, no se pone el acento en otros problemas que bien podrían haber sido mencionados en el diagnóstico, como la dependencia tecnológica, la articulación entre el tejido empresarial y la infraestructura científico-tecnológica, el marco europeo de ciencia y tecnología, o la vinculación entre aparato productivo y modelo energético.
Conclusiones.
A modo de conclusión, se puede decir que existen algunos elementos acertados en el diagnóstico. También hay propuestas interesantes, aunque sean poco originales. Sin embargo, el planteamiento general del documento revela una visión ciertamente cuestionable sobre el modelo productivo que necesita España. Cabe destacar:
- Desconocimiento de las políticas industriales y de ciencia, tecnología e innovación llevadas a cabo por los países de referencia, tanto históricamente, como en la actualidad.
- Nulo manejo de cualquier marco teórico que se aleje mínimamente de la ortodoxia económico
- Reduccionismo y fallos a nivel de diagnóstico, así como falta de visión estratégica en las propuestas.
- Limitaciones a la hora de conceptualizar el rol de los diferentes agentes del aparato productivo y del Sistema Nacional de Innovación.
- Despreocupación por el desarrollo de capacidades endógenas y apuesta por un patrón de crecimiento dependiente.
- Intensificación del trasvase de conocimiento y capacidades públicas hacia el sector privado vía transferencia de tecnología de modo indiscriminado.
- Visión de un estado rígido y elitista, a la hora de definir a aquellos grupos sociales que deben ser objeto de apoyo público.
[1] Keith Pavitt, sucesor de Chris Freeman en la Unidad de Investigación de Política Científica (SPRU) de la Universidad de Sussex publicó en 1984 lo que se conoce como la taxonomía de Pavitt. En ella se identifican fundamentalmente cuatro tipos de industria, en cuanto a la forma en que se desarrolla el proceso de innovación, así las industrias se pueden clasificar en: a) intensivas en ciencia, b) intensivas en escala, c) proveedores especializados y d) dominadas por proveedores. En 1990 se actualizó la clasificación incluyendo una nueva categoría e) intensivas en información.
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