lunes, 27 de abril de 2015

¿Por qué innovación?

Desde la década de los 90s han cobrado importancia creciente todo aquello que concierne a la innovación, en cuanto proceso complejo caracterizado por enmarañados mecanismos de retroalimentación y relaciones interactivas que involucran ciencia, tecnología, aprendizajes, instituciones, producción, políticas públicas y mercados (Equidist, 1997). El desarrollo de innovaciones es visto como un proceso interactivo de aprendizaje en el que se desarrolla un intercambio de conocimiento entre las organizaciones involucradas en el fenómeno innovativo (Lundvall, 1992).


Los diferentes tipos de conocimiento e información son intercambiados sin necesidad de mediación por el mercado y, de este modo, a partir de las actividades innovativas las firmas establecen relaciones entre ellas y con otro tipo de organizaciones (Edquist, 2001). Por tanto, establecer el alcance de los fenómenos de innovación requiere en primer lugar reconocer la variedad de dimensiones sobre los que estos intersectan , de manera que sólo una mirada que recoja esta multidimensionalidad podrá dar cuenta del su alcance.

Desde un punto de vista histórico, la reformulación del desarrollo económico en términos de innovación, introducido por Joseph Schumpeter (1883-1950), supuso una ruptura radical con la teoría neoclásica del desarrollo, según la cual, la tecnología es equiparada con cualquier mercancía y, por tanto, está disponible para los agentes en todo momento sobre la premisa de la información perfecta. Según esta teoría, el progreso técnico se considera independiente de la acumulación de capital, el mundo de la producción es continuo y la tecnología constituye un conocimiento estático, que no requiere procesos de aprendizaje. Para Schumpeter, el motor de la maquinaria capitalista es el proceso de innovación que llevan a cabo las empresas, a través de “nuevas combinaciones de recursos existentes”, en una búsqueda continua de la diferenciación mediante una suerte de proceso de “destrucción creadora”. A partir de aquí, las corrientes neschumpeterianas aceptan la “no transabilidad” de la información e incorporan la incertidumbre como variable intrínseca a la toma de decisiones de los agentes, asignando un rol clave a los procesos de aprendizaje.

Los diferentes tipos de innovación, que de manera incipiente identifico Schumpeter ,  sentaron las bases para el desarrollo futuro del concepto en toda su extensión, así como de las causas y consecuencias del fenómeno y la diversidad de variables que se combinan para su realización. Por tanto, puesto que la innovación se constituye como un factor clave de diferenciación entre firmas, países o regiones, no resulta casual el interés, tanto por parte de los países centrales, como desde la periferia, por estudiar el alcance del proceso de innovación y su relación con la incidencia que éste tiene en el plano económico –sin duda el más importante en el mundo del capitalismo globalizado-.

De manera adicional, a fin de ilustrar algunos aspectos involucrados en la innovación, en cuanto a la relación conocimiento-innovación, según la OCDE la era de las “economías basadas en el conocimiento se basan directamente en la producción, distribución y uso del conocimiento e información” (OECD, 1996), lo cual traslada a un primer plano las habilidades tácitas y heurísticas de resolución de problemas (Dosi, 1995), pero además sugiere  el carácter tácito, acumulativo y local asociado al cambio técnico. Relacionado a la taxonomía de la actividad innovadora, en un caso, y al modo de desarrollo y adquisición del conocimiento, en otro,  en el primero, se puede distinguir entre innovaciones incrementales –relacionadas con la optimización de procesos, mejoras de calidad, cambios de lay out, escalamiento, etc- e innovaciones radicales – asociadas a eventos discontinuos fruto de un esfuerzo deliberado de investigación-, mientras que en el segundo, la taxonomía de Pavitt  determina las diferencias intersectoriales en el ritmo que toma la innovación. En el ámbito de la organización, la innovación pretende mejoras en la productividad y competitividad (Edquist, 1997), al mismo tiempo que un nuevo estilo tecnológico suele venir aparejado de un nuevo modelo organizativo (Pérez, 1986), siendo el primero, en general, incompatible con el segundo, de manera que las “trayectorias tecnológicas” deberán ir parejas, por analogía, a “trayectorias organizacionales” complementarias.

Ahora bien, más allá del carácter laberíntico asociado al fenómeno de la innovación, su componente, quizás, más relevante es aquella que lo relaciona con el desarrollo, sugiriendo que la condición necesaria (no suficiente) para la convergencia de salarios y rentas es la convergencia de niveles tecnológicos y capacidades innovativas (Cimoli y Dosi, 1994). En este sentido, las tasas de crecimiento de diversos países dependen de tres factores: a) la difusión de las tecnologías a nivel internacional, b) las actividades innovativas internas, c) las tasas de inversión (Fagerberg, 1988), que a su vez, contribuyen al grado de industrialización alcanzado de forma específica en cada país o región. En el caso particular de los países en desarrollo, las ventajas comparativas emergen endógenamente como resultado de procesos autoorganizativos, donde las fuerzas clave son el aprendizaje y la selección por el mercado (Dosi et Al, 1994), sin embargo, en un contexto de “dependencia tecnológica”, frente a la lógica de la innovación original, las capacidades de absorción (Gutti, 2003) emergen como claves para encarar la estrategia de innovación, puesto que éstas son la base para el desarrollo de las capacidades tecnológicas, cuya influencia decisiva en el patrón de especialización de comercio de cada país determina la jerarquía de las economías nacionales en el comercio internacional.

Para concluir, al margen de los grandes esfuerzos realizados a nivel global por cuantificar la innovación ,  si la performance innovativa de un país depende de cómo los diferentes agentes se relacionan como elementos de un sistema colectivo de creación y uso de conocimiento, y de ello, la evolución económica a largo plazo (Metcalfe, 1998), no puede ser sino prioritario el estudio en toda su extensión del fenómeno de la innovación, el cual, en el caso de los países centrales pretende encontrar rutas para mantener una posición mundial hegemónica, mientras que en la periferia, puede servir para encauzar “la senda del desarrollo” o para, alternativamente, buscar una vía diferente y de ruptura con el “desarrollo dependiente”. (Cardoso y Faletto, 1968)


Bibliografía
  • Cardoso, Fernando H. y Faleto, Enzo (1969) “Dependencia y Desarrollo en Ameríca Latina: ensayo de interpretación sociológica”, Siglo XXI, México, D.F
  • Cimoli, M.; G. Dosi (1994) “De los paradigmas tecnológicos a los sistemas nacionales de producción e innovación”, Comercio Exterior, Vol 44, Nº8
  • Dosi, G. (1995) “The contribution of economic theory to understanding of a knowladge based economy”, preparado para la conferencia sobre “ Employment and growth in the knowladge based economy”, IIASA, WP-95-56, Viena.
  • Dosi, G., S. Fabiani, R. Aversi y M. Meacci (1994) “The dynamics of international differentiation: a multy-country evolutionary model”, Industrial and Corporate Chang, Vol 3. Nº1.
  • Edquist, C. (1997) “Systems of innovation approaches – their emergence and characteristics” in Edquist, C (ed) (1997) “Systems of Innovation: Technologies, Institutions and Organizations”, Londond: Pinter/Cassell.
  • Edquist, C ; Hommen, L; McKelviy, M (2001) “Innovation and Employment: Process versus Product Innovation, Cheltenham: Edward Elgar.
  • Fagerberg, J. (1988) “Why growth rates differ”, en G. Dosi et al, op cit.
  • Gutti, Patricia (2008) “Características del proceso de absorción tecnológica de las empresas con baja inversión en I+D: un análisis de la industria manufacturera argentina”, Universidad Nacional General Sarmiento, Argentina.
  • Lundvall, B (1992) “National Systems of Innovation: Towards a Theory of Innovation and Interactive learning”, London: Printer.
  • Metclafe, J.S (1998) “Evolutionary economics and creative destruction”, London, Routledge.
  • OECD (1996) “La innovación tecnológica: definiciones y elementos base”, REDES,, Vol.3, Nº 6.
  • Pérez, C. (1986) “Las nuevas tecnologías: una visión de conjunto” en C. Ominami (ed), La tercera revolución industrial, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires.

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